Solo voy a decirlo, los cupcakes son malvados
Palabras ásperas, lo sé. Pero recientemente estuve conversando con algunos de mis amigos acerca de cómo los cupcakes son simplemente tan irresistibles. ¿Y qué pasa con todas las panaderías de magdalenas en estos días? ¡Están por todas partes! ¿Qué hace una chica preocupada por la salud con una debilidad para los pastelitos? Aquí están mis mejores cinco formas de lidiar con un deseo de cupcake…
Te he contado sobre mi debilidad. Lo que la cripta es para Superman, los cupcakes son para mí. Los veo, y los quiero. (Pregúntame cómo me siento con la crema de coco.) Este es un problema porque de alguna manera, aparentemente de la noche a la mañana, parece haber una panadería de cupcakes en cada esquina de Estados Unidos. Claro, uno de vez en cuando está bien, por supuesto! (Disfruté uno el día de mi cumpleaños gracias a un amigo mío). Pero este es el trato: creo que podría tener uno todas las tardes de mi vida. Por eso creo que son mal. Parecen tan inocentes y divertidos, luego te pesas. UH Huh.
Aquí está mi plan de cinco pasos para evitar las magdalenas:
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Mira el glaseado, ahora imagina todo lo que creas pegajoso y cremoso en tus muslos o barriga, porque ahí es donde va!
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¿Te gustaría verte como un pastelito? No lo creo Un lector de Vitamina G usa este truco: evita los alimentos que no le gustaría tener (imagine una pizza grasosa).
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Tan pronto como comience a desear un pastelito, coma una fruta en su lugar. Hazlo rápido, antes de que tu cerebro te convenza de que necesitas el pastelito. Espere 15 minutos y lo más probable es que el deseo desaparezca. (También puedes tomar té).
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En caso de necesidad, opta por un muffin de salvado o de zanahoria, al menos obtendrás fibra y granos integrales saludables.
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¿Aún quieres uno? OK, tienes uno. Pero ve a la panadería con un amigo y hazla prometer que ella no te dejará tener más de uno.
Amigos, díganme qué piensan de la locura de las magdalenas en Estados Unidos ahora mismo. ¿Tienes una debilidad de magdalena?